El fútbol mueve millones, y eso no sólo aplica a exorbitantes cantidades de dinero. En materia deportiva también mueve millones de fanáticos, que dejan todo por el club o la selección de sus amores, y son muchísimos los que sueñan con poder, en algún momento, hacer el gol que defina un Mundial. En Sudamérica el fútbol es una pieza clave de la identidad de los pueblos y eso ha tenido su reflejo en la literatura: por eso repasamos tres libros bien distintos pero conectados a través de un mismo sentimiento, que como motor tiene una pelota.

Papeles en el viento
Eduardo Sacheri
El fútbol une (al menos debería unir) y de fútbol sabe escribir Eduardo Sacheri, un profesor de Historia argentino devenido en elogiado autor, que dice que incluye al deporte en sus obras simplemente porque escribe de lo que le gusta. “Papeles en el viento” es una novela entrañable (que fue llevada al cine al igual que “La pregunta de sus ojos”) en el que, tras el fallecimiento de
El Mono, tres amigos se embarcan en la misión de garantizarle un buen futuro a la hija pequeña que dejó. Para eso deberán recuperar todos los fondos de quien antes de morir decidió invertir en la ficha de un jugador que, básicamente, no es más que un “paquete”. Es un relato tragicómico que pone el valor de la amistad en primer plano y a prueba de cualquier obstáculo,
incluso a prueba del dinero que suele ensuciarlo todo.
El fútbol a sol y sombra
Eduardo Galeano
Aunque la obra más popular de Eduardo Galeano sea la sociopolítica “Las venas abiertas de América Latina”, el fútbol siempre fue parte importante de la prosa de uno de los escritores más famosos de Uruguay. “Yo quise ser jugador de fútbol como todos los niños uruguayos. Jugaba de ocho y me fue muy mal
porque siempre fui un pata dura terrible. La pelota y yo nunca pudimos entendernos, fue un caso de amor no correspondido”, señala Galeano en el prólogo del libro “El fútbol a sol y sombra”, una selección de relatos en la que detalla cada elemento de este deporte que es elemento cultural y pasión de tantos millones alrededor del mundo. Claro, como el título lo adelanta, no es
todo color de rosa y entre estos textos también aparecen las tan populares y siempre oscuras sombras de un juego que mueve millones.


Negar todo y otros cuentos
Roberto Fontanarrosa
Se suele hablar de Eduardo Sacheri como heredero o al menos alumno de Roberto Fontanarrosa –padre de Inodoro Pereyra-, aunque haya confesado que mientras se formaba como lector prácticamente no había reparado en su compatriota. Y Fontanarrosa ha escrito de fútbol como pocos en Argentina y, para punto de contacto, basta reparar en la película animada “Metegol” de Juan José Campanella, basada en el cuento “Memorias de un wing derecho” de Fontanarrosa con adaptación de Sacheri. Un círculo cerrado. En una bibliografía en la que este deporte siempre estuvo presente el último libro del Negro que se ha editado (es de 2013 y él murió en 2007) es una selección valiosa de relatos cotidianos, cálidos y que resumen de buena manera
parte de lo escrito a lo largo de los años por este hombre, un reconocido humorista.
Belén Fourment
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